Líbano: denuncias y sospechas tras renuncia el primer ministro
El primer ministro del Líbano, Saad Hariri, renunció al cargo tras denunciar que se estaba preparando un atentado contra su vida a manos de personas o grupos que no identificó.
“Sé que se está confabulando en secreto contra mi vida”, dijo Hariri en el discurso emitido este sábado desde Arabia Saudí por la cadena de televisión Al Arabiya.
La dimisión incluyó críticas a la organización chií Hizbulá, que forma parte de la coalición de Gobierno, por su apoyo en Siria en apoyo al presidente Bachar al Asad.
Hariri, quien ocupaba el cargo desde el pasado diciembre, representa dentro de esa amplia alianza de Gobierno al Movimiento 14 de Marzo, radicalmente contrario al presidente al Asad.
Arabia Saudí, país donde se encontraba Hariri al momento de renunciar, es también contrario a al Asad en Siria, cuyas fuerzas militares están logrando revertir la guerra con ayuda de Rusia, Irán y milicias de HIzbulá.
El renunciante es hijo de Rafic Hariri, asesinado en 2005 cuando era primer ministro del Líbano. Saad denunció también que su país vive un clima «similar» al de aquellos años.
Ese gabinete de unidad nació en noviembre de 2016 tras una intensa negociación luego de dos años de vacío en la jefatura del Estado. Desde entonces fue presidente Michel Aoun, aliado a Hizbulá, y Hariri primer ministro.
Hariri también criticó a Irán por su «injerencia» en la política libanesa. Un día antes de su renuncia Hariri recibió en Beirut a Ali Akbar Velayati, asesor del líder supremo de Irán, Alí Jamenei.
Al finalizar ese encuentro Velayati afirmó que Teherán «sostiene y protege la independencia, la fuerza y el gobierno del Líbano». Así como se oponía a ayudar a al Asad, Hariri fue siempre crítico al gobierno iraní.
La decisión de Hariri y el sitio desde donde realizó el anuncio generó fuertes críticas de sus hasta ahora aliados en el Gobierno libanés.
La mayoría de estas críticas, entre ellos del Partido Socialista Progresista, de Hizbullá y de aliados al presidente Aoun coincidieron en que la renuncia es «sospechosa» y «peligrosa» para la situación en Medio Oriente.