Migrantes y pandemia: menos movimientos y más desafíos
Por María Jagoe
La pandemia del coronavirus provocó un descenso en el número de migrantes internacionales de casi 2 millones de personas. Los movimientos migratorios estuvieron un 27% por debajo de lo que se había estimado para el período 2019-2020, sostuvo la Organización Internacional de Migraciones (OIM).
Este mínimo histórico se explica fundamentalmente por los cierres de fronteras. Entre marzo de 2020 y febrero de 2021 se establecieron casi 105.000 restricciones de movimiento a nivel mundial. Se calcula que 3 millones de migrantes quedaron varados cuando se declaró la pandemia.
La pérdida de empleos y el descenso de los ingresos tuvieron dos efectos importantes. En primer lugar, se produjo una caída temporal de las remesas, es decir, el dinero que los trabajadores migrantes envían a sus familias. Y segundo, muchos de estos trabajadores decidieron volver a sus países de origen.
El Banco Mundial espera que el envío de remesas a los países de ingresos bajos y medianos caiga un 14% en 2021. Esto podría traducirse en un aumento de la inseguridad alimentaria. Alrededor de 800 millones de personas de todo el mundo dependen de este dinero para vivir y comer.
Frente a este panorama de crisis, muchos migrantes regresaron a sus países de origen para estar cerca de sus familias y tener alguna seguridad económica. Esta situación provoca cambios en los patrones de migración regionales. Por ejemplo, el gobierno colombiano estimaba que 122.000 venezolanos habían vuelto a su país para noviembre de 2020.
El movimiento interno de América Latina
Dentro de América del Sur, la OIM identifica tres grandes patrones migratorios: la inmigración extranjera, la migración intrarregional y la emigración de sudamericanos hacia países de América del Norte y Europa. En los últimos años, los mecanismos de integración regional favorecieron la movilidad entre nuestros países.
Según datos de 2019, en América del Sur viven más de 9.8 millones de inmigrantes. La mayoría de los migrantes intrarregionales se radicaron en Argentina, Chile y Brasil. Los países que registran más emigración son Venezuela, Colombia, Brasil, Perú y Ecuador.
Dentro de este movimiento regional existe un predominio femenino: hay 108 mujeres migrantes por cada 100 varones. Entre las razones de su desplazamiento mencionan la pobreza, la violencia, la falta de empleo y la desigualdad de género. El 50,8% de los migrantes en América del Sur son mujeres.
Esto se debe en parte a la fuerte demanda de trabajadoras domésticas y de cuidado que hay en Argentina, Chile y Uruguay, algunos de los países que más inmigrantes reciben. Un 17,2% de las personas que realizan trabajos domésticos remunerados son migrantes y la mayoría son mujeres.
Estos trabajadores enfrentan desafíos particulares debido a su estatus migratorio. Muchos tienen empleos precarios o informales, viven en urbanizaciones superpobladas y tienen un acceso a la salud limitado. Todo esto los vuelve más vulnerables al Covid-19.
Los migrantes y el trabajo
Los migrantes son trabajadores esenciales y se encuentran en la primera línea de batalla contra la pandemia. Un gran número se desempeña en empleos expuestos al contagio o que requieren una mano de obra intensiva y presencial, desde repartidores a domicilio y agricultores hasta profesionales de la salud.
A finales de 2020, la OIM realizó un estudio entre la población migrante centroamericana. Más de la mitad de los encuestados había perdido su trabajo por la pandemia y un 82% había tenido que reducir las remesas que enviaba habitualmente a su país de origen.
Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relevó la situación de los migrantes en 13 países de América Latina y el Caribe. Encontró que la mayoría tiene más de 24 años, es decir que son trabajadores en edad activa. Los más vulnerables son los que se encuentran en una situación migratoria irregular o tienen empleos informales.
La OIT también realizó encuestas entre trabajadores migrantes en Perú, Brasil y República Dominicana. A todos los entrevistados se les preguntó cuál era su principal preocupación ante las repercusiones de la pandemia. La respuesta fue, primero, no tener medios para sustentarse en el mediano plazo. Y segundo, no encontrar trabajo ni en el país de origen ni en el de destino.
Un 57% de los encuestados no tenía empleo al momento del estudio. La mayoría se dedicaba al trabajo doméstico, ventas, restaurantes, turismo y hotelería. Estos fueron los sectores más afectados por la pandemia y registraron una mayor pérdida de puestos de trabajo. Sólo un 29% seguía enviando remesas a sus familias.
La OIT concluye que es fundamental ampliar el acceso de los trabajadores migrantes a los servicios de salud y protección social en toda América Latina. Ser incluidos en las políticas de respuesta a la pandemia es clave para garantizar una contratación equitativa y proteger sus derechos laborales.
Por una migración segura
El 28 de abril pasado, representantes de los gobiernos de América Latina y el Caribe se comprometieron a implementar el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular. Esto fue en el marco de varios encuentros coordinados por la OIM y por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
“Para nosotros, la migración segura es cuando las personas migrantes son sujetos de derecho en todo el ciclo migratorio”, explicó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL. Y agregó: “La migración ordenada acontece sólo si se ejerce de manera informada y libre, no forzada ni impelida por factores coercitivos, ni como única opción”.
Por último, Bárcena sostuvo que “la migración es regular cuando, junto a lo anterior, las personas migrantes logran acceder a unos canales de facilitación que minimicen adversidades, en especial para los grupos más vulnerables”.
América Latina y el Caribe se enfrentan a varios desafíos migratorios, especialmente en el marco de la pandemia. La única manera de superarlos es mantener el compromiso con las personas, su inclusión social y el desarrollo con igualdad. Migrar debe ser una opción y no una obligación.
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