Caracas: la economía vista por chavistas y opositores
Mirabal está convencido de que el chavismo seguirá. Lo dice mientras conduce el vehículo que nos transporta por las avenidas de Caracas, florecidas de edificios de la época de oro del boom petrolero.
“Lo primero que van a hacer los opositores si llegan a tomar el poder será regalar todas nuestras riquezas, no tienen otro plan”, dice.
En la habitación de hotel aparece una voz opositora que es presentada como calificada. “El cambio es indetenible”, considera Benjamín Scharifker , el rector de la Universidad Metropolitana que insiste en la idea de ofrecer una suerte de “amnistía” para los militares que se animen a realizar un levantamiento contra el presidente Nicolás Maduro.
Ya en el boulevard de Sabana Grande, una peatonal que tiene el pulso de la ciudad, las voces tienen la misma tensión. Fredy no tiene cambio para dar vuelto en una librería donde este cronista busca un bolígrafo y un anotador de espirales en el cual sus palabras serán las primeras apuntadas.
“El gobierno no quiere darse cuenta de lo que pasa, la clase media ya no existe”, dirá enojado, añorando las épocas de la Venezuela “saudí”, esa en la que la renta petrolera se distribuía poco, pero alcanzó para construir una clase media con hábitos de consumo de productos importados que hoy no se pueden alcanzar.
“La caja alcanza para una semana”, se queja ahora de la entrega de alimentos gratuitos que hace el gobierno a través de los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).
En un puesto de libros Xiomara, que trabaja en una empresa de servicio de limpieza, reivindica los logros del chavismo, la posibilidad de la juventud de educarse, “de tener conciencia». «Ya no es como en mi época, ahora la gente conoce sus derechos y tuvo otros accesos, como a la vivienda por ejemplo que va a defender cuando la oportunidad se presente”, apunta.
Es notorio como las clases juegan su partido en el conflicto venezolano. Viajando en el metro desde la Estación de Sabana Grande hasta Miranda, se comparte el viaje con gente de color, morena, mestiza, de barriada profunda que son el sustento del chavismo, a pesar de que se les nota un decaimiento por la situación económica.
“En las barriadas más pobres hay complicaciones, enfermedades, la cosa está difícil”, dice Rafael, un joven geógrafo adherente del chavismo que lamenta el hecho de que muchos jóvenes dejaran el país. “También hay un número importante que dejó de estudiar”, agrega. “Igual, venceremos”, asegura y muestra una sonrisa.
Las clases medias y altas tienen una importante minoría de piel blanca aunque los mestizos morenos, el número mayor de la población venezolana, hacen parte de sus grupos, que son, en mayoría opositores.
“Un kilo de arroz cuesta 6 mil bolívares, un kilo de leche en polvo se consigue por 27 mil bolívares y el sueldo mínimo es de 18 mil bolívares”, se queja Roberto. “Los del gobierno son ciegos y gordos”, apunta con una mueca divertida.
En los negocios, los mercados se ven canjes y otras inteligencias populares para contrarrestar la crisis.
Los cajeros automáticos entregan hasta 3 mil bolívares por operación, por lo que las personas deben hacer hasta 3 colas al día para abastecerse de alimentos.
Las tiendas Clap son hasta un 40% más económicas que los supermercados. En ninguno de los casos hay un desabastecimiento notorio, al menos en el centro de la capital. Idéntico caso con las farmacias, que en general tienen los medicamentos básicos, aunque se sabe que están comenzando a faltar los más complejos como los oncológicos y cardíacos, entre otros.
La gente se expresa libremente y no se dan debates callejeros, o cruces de palabras entre los sectores antagónicos, se distinguen de lejos, con la mirada, los gestos y, por lo general, se evitan.
“Queremos paz”, dice un veterano trabajador gastronómico explicando quizá, la postura de la mayoría silenciosa, que claramente está en contra de la injerencia estadounidense, pero también, algo cansada de la escasez. “Tiene que haber diálogo”, sugiere Susana, sabiendo que es casi una utopía.
El bloqueo de occidente viene afectando duramente a una población donde todavía el chavismo es mayoría. Estos meses en los que seguramente se incrementará esa presión se definirá un tramo más de esta compulsa que ya tiene 20 años.
La organización y la conciencia de los logros de un lado, el anhelo de regresar a un pasado de bienestar para unos pocos, del otro.
Desde Caracas, Jorge Zárate