Masiva manifestación sindical contra el gobierno argentino
Ignacio Díaz – América XXI
Una acción de protesta convocada por la mayor central obrera argentina (la CGT), las dos fracciones de la CTA, el Frente Sindical y los llamados movimientos sociales logró una importante convocatoria este jueves en Argentina, pero no culminó con un llamado a un paro general como esperaban algunas organizaciones sindicales y políticas.
Para evitar, como ya sucedió, que hubiera reclamos de los manifestantes a la convocatoria de un paro general, esta vez no hubo acto, ni escenario ni discursos públicos en la movilización principal.
La marcha de la CGT tuvo tres ejes en su consigna de convocatoria: unidad política (del peronismo), producción (reclamos de apoyo a la pequeña y mediana industria nacional) y trabajo (ante el aumento de la desocupación y la caída del poder adquisitivo del salario).
Miles de personas y más de 50 organizaciones sindicales acompañaron la movilización encabezada por los sindicatos industriales y apoyada por empresarios nacionales de ese sector. Sin embargo, cada sector realizó a su vez su propia protesta dentro de la jornada de movilización.
El Frente Sindical y una fracción de la CTA marcharon en paralelo. Lo propio hicieron las organizaciones que tienen como referente a Juan Carlos Schmid, cuyo sector se abrió de la CGT, quedando dentro de la central los otros dos grupos sindicales.
La CTA Autónoma montó un escenario a dos cuadras del Congreso y las organizaciones de izquierda hicieron su propio recorrido, que terminó en la Plaza de Mayo frente a la sede del Gobierno.
Por último, el tridente formado para las organizaciones Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Barrios de Pie y Corriente Clasista y Combativa (CCC), terminó su recorrido frente al Ministerio de Desarrollo Social para reclamar mayores programas de subsidios ante la crisis económica y el aumento de la pobreza. La intención era hacer un acampe, pero la acción fue reprimida por la policía.
CGT y el peronismo
Al tener como uno de sus ejes la “unidad” y no plantear un paro, el llamado de movilización de la CGT quedó enmarcado en la disputa electoral. A fines de marzo, la prensa argentina difundió un acuerdo mediante el cual el Gobierno se comprometía a pagar a los gremios que forman parte de la CGT cerca de 14 mil millones de pesos (415 millones de dólares) para las obras sociales de los sindicatos y otros 18 mil millones (323 millones de dólares). para compensar montos adeudados.
Mientras las columnas se manifestaban en el centro de Buenos Aires, el instituto nacional de estadísticas (Indec) informaba una caída de la actividad industrial en febrero de 8,5% interanual y un retroceso del 5,3% en la construcción, aunque mostraron subas respecto de enero.
Al término de la jornada, los principales dirigentes convocantes de la marcha de la CGT dieron declaraciones. El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló, dijo que “el paro está siempre a la vuelta de la esquina, solo hay que encontrar la esquina”. Otros dieron a entender que falta consenso para una acción de ese tipo.
Desde Entre Ríos, el presidente Macri respondió como lo hizo en las últimas semanas: ratificó el rumbo del plan económico y su candidatura a la reelección. Antes, el ministro de Producción, Dante Sica, había calificado la marcha como “legítima” y la contrapuso a la huelga, en clara demostración de que el Gobierno estaba satisfecho con que se hubiera decidido una movilización en vez de un paro.
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