Rápido agravamiento del conflicto catalán
La escalada del conflicto catalán se aceleró notablemente luego de la represión policial del domingo, que intentó evitar el referéndum independentista no reconocido por el Estado español. Según datos de la Guardia Urbana de Barcelona, 700 mil personas se movilizaron en la ciudad en rechazo a la intervención de las fuerzas de seguridad nacionales y con consignas independentistas.
Además, decenas de miles de personas salieron a las calles en otras ciudades de Cataluña, en adhesión al paro general convocado por los principales sindicatos locales y apoyado por la mayoría de las fuerzas políticas. De las manifestaciones no sólo participaron quienes apoyan la independencia, sino también muchas personas que están en contra pero rechazan la respuesta represiva del gobierno español.
En un clima de grandes tensiones, el rey Felipe VI pronunció un inédito mensaje al país para llamar a “la unidad de España” y “la defensa de la Constitución” ante un “inaceptable intento de apropiación de las instituciones” en Cataluña. “Es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones”, concluyó. De inmediato muchos catalanes salieron a golpear cacerolas en repudio al discurso del monarca.
A su vez, el presidente del gobierno autónomo catalán, Carles Puigdemont, dio otro paso más y amenazó en declaraciones a la BBC británica con declarar unilateralmente la independencia “a finales de esta semana o comienzos de la próxima”.
En Madrid, el gobierno de Rajoy, el Psoe y Ciudadanos -tres de las cuatro principales fuerzas políticas nacionales- acompañaron el discurso del rey. Sin embargo, el líder de Podemos -Pablo Iglesias- condenó la “nula capacidad” del rey de entender el país y consideró que perdió la oportunidad “de ser parte de la solución” del conflicto.